“Diálogos literarios”, con Mauricio Wiesenthal y Alfredo Valenzuela

Vie, 29/01/2016 - 11:15
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29/01/2016
Imagen de uno de los patios del Hospital Real donde en el centro se encuentra una estatua

“El acto, presentado por Amelina Correa, tendrá lugar en el Gabinete de Teatro del Palacio de la Madraza, el lunes, 1 de febrero de 2016, a las 20 h

Mauricio Wiesenthal y Alfredo Valenzuela participan en “Diálogos literarios”, un espacio de intercambio intelectual entre creadores que organiza la Cátedra “Federico García Lorca” que dirige Amelina Correa en el Centro de Cultura Contemporánea, Vicerrectorado de Extensión Universitaria de la UGR.

El acto, presentado por la propia Amelina Correa, tendrá lugar en el Gabinete de Teatro del Palacio de la Madraza, el lunes, 1 de febrero de 2016, a las 20 horas, y es de entrada libre, limitado al aforo del local.

“Diálogos literarios” se desarrolla entre “dos o más personas, que alternativamente manifiestan sus ideas o afectos”; pero también podría tratarse de un artificio, de una obra “literaria” (escrita en directo) “en que se finge una conversación o controversia entre dos o más personajes”.

Esta nueva sección que inaugura la Cátedra “Federico García Lorca”, y que pretende tener una periodicidad bianual, será un encuentro cordial entre dos espíritus letraheridos que se conocen, se leen y se tratan desde hace años, si bien que la condición de periodista o estudioso de uno de ellos le sitúe en el rol del entrevistador, y al autor en el de entrevistado”.

Mauricio Wiesenthal

Reconocido hace escasas fechas con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes y con el Premio Revista de Occidente, Mauricio Wiesenthal es, para el común de la crítica literaria, “un verdadero rara avis de las letras españolas”. De él se ha escrito que cuando un lector ojea un libro suyo “y descubre la exuberancia de su cultura y de sus vivencias, su prosa torrencial y a la vez exquisita, de vuelo lírico, y su cosmopolitismo, no puede sino preguntarse: ¿de dónde ha salido este hombre? ¿Es real?”

También se ha dicho de él que es “un autor de raza, un escritor que entronca con los grandes del siglo XX”, al que debemos “el haber rescatado para nosotros una forma admirable de comprender el espíritu de la vieja Europa” y que sus libros exhiben “una prosa envolvente, cuyo mayor poder reside en el magistral control del ritmo, en la elección justa y precisa del término adecuado en función, no sólo del contenido semántico de las palabras, sino de su musicalidad. Y se trata de una prosa muy trabajada y meditada, pero el efecto que produce en el lector es de una naturalidad y fluidez que la hace transparente”. Así, no es extraño que se concluya que “leer a Wiesenthal es como ingresar en una selecta biblioteca”.

Nacido en Barcelona en 1943, hijo de un catedrático, nieto de un impresor alemán establecido en España y biznieto de un músico, conoció en su infancia la Europa de la posguerra, aún devastada por los bombardeos y las destrucciones que produjo aquella tormenta bárbara. Y tuvo la suerte de recibir una educación internacional y humanista en el seno de una familia con fuerte tradición intelectual. Pronto mostró su inquietud como viajero, ganándose la vida como autor de reportajes y conjugando sus aficiones por la literatura, la música y la pintura. En unas líneas autobiográficas ha escrito, en el tono característico de su humor y refiriéndose a sus años de bohemia, de trabajos malpagados y de viajes errantes: “Cuando tenía siete años mis padres me regalaron una bicicleta y ya no me vieron más”. A la edad de veintiún años publicó “Desde la Historia”, un pequeño ensayo del que la crítica ya diría en su momento: “Mauricio Wiesenthal. Anotad este nombre. No le perdáis de vista. Seguidle... Tiene el estilo de los escritores que imprimen huella en una generación”.

Vivió en París los años de transición entre el fin del existencialismo y los movimientos juveniles de Mayo del 68, a los que ha juzgado en su obra con una sonrisa irónica. Y, sin embargo, es evidente que los ideales de aquella generación soñadora, romántica y desencantada han estado siempre muy presentes en su obra: “Yo soy hijo de aquel sueño”, escribió haciendo referencia a la Primavera de Praga y a las palabras inolvidables (“I have a dream”) de Martin Luther King.

Se trata de uno de los autores más originales, versátiles y prolíficos del panorama literario español. Cultiva todos los géneros, desde la novela, la narrativa biográfica, la literatura de viajes y la poesía, así como la historia y el ensayo, que ha seguido, a lo largo de su vida, el rastro de algunas de las figuras más significativas de la cultura occidental: Goethe en Weimar, Mozart en Salzburgo y Viena, Nietzsche en Sils-Maria, Tolstoi en Yásnaia Poliana, Byron en Venecia, Keats en Roma, etc. A algunos llegó incluso a conocerlos en persona, como Coco Chanel o Jean Cocteau.

Alfredo Valenzuela

Alfredo Valenzuela es un jienense de Lopera afincado en Sevilla desde su más temprana adolescencia y licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. También periodista de vocación, desde 1990 es redactor de la Agencia EFE. Durante cinco años mantuvo en ABC una serie semanal de entrevistas titulada ‘Doctor Livingstone, supongo...’ -para la que ya entrevistó a Mauricio Wiesenthal-. Desde hace más de siete años comenta un libro cada semana en el espacio ‘El Bálsamo de Fierabrás’, en el programa “El Público” de Canal Sur Radio, conducido por el también letraherido Jesús Vigorra.

Una selección de sus entrevistas con escritores, publicadas en distintos diarios nacionales, ha sido editada en libro con el título de “Entrevistas con los vampiros”. También ha publicado otro libro de entrevistas con raros literarios, “Leones y camaleones”. Además de en revistas, ha publicado artículos en ABC, La Razón, Diario 16 y El Correo de Andalucía. También fue crítico de la revista literaria Renacimiento. En su juventud trabajó cuatro años en El País. El prólogo más reciente que ha escrito, llevado de su gusto por los raros y olvidados, ha sido a una obra de Luis Bonafoux.

Como “agente provocador”, tarea que le gusta reservarse para sí mismo, ha fundado tertulias literarias, ha organizado conmemoraciones de autores más o menos olvidados, como Manuel Chaves Nogales, y de clásicos como León Tolstoi, de quien, con motivo de su centenario, alentó una lectura colectiva de “Guerra y paz” entre oyentes de la radio, celebración a la que puso el colofón, precisamente, Mauricio Wiesenthal.

http://sl.ugr.es/08S2 dilogos-literarios